Noticia de La Vanguardia
Las ganas de crecer, la mayor profesionalización en la gestión de las pymes y la posibilidad de cotizar antes de dar el gran salto al mercado continuo son factores que han contribuido a que cada vez más empresas opten por el mercado alternativo bursátil (MAB) para lograr financiación. En estos momentos, operan en este mercado 116 compañías (39 compañías en expansión y 77 sociedades de inversión inmobiliaria o socimis). Sólo en el último año, se han incorporado 22 nuevas empresas, 5 al segmento de empresas en expansión y 17 relacionadas con el sector del ladrillo. Entre las nuevas, sobresalen la distribuidora de energía Holaluz y las tecnológicas Catenon y Agile Content.
“Estas operaciones han permitido a las compañías involucradas obtener 248 millones de euros (41,4 millones para las empresas en expansión y 206,4 millones para las socimis”, apunta el Informe de Mercado 2019 de Bolsas y Mercados Españoles (BME), hecho público la semana pasada. La capitalización conjunta de las compañías cotizadas en el MAB supera los 15.000 millones. De hecho, el índice Ibex MAB 15 se sitúa entre los de mayor revalorización anual en el mundo, con casi el 69% este año, según BME.
Un mercado pequeño
El conjunto de las cotizadas en este mercado capitaliza más de 15.000 millones
Una vez operan en el MAB, las empresas suelen hacer ampliaciones de capital para financiar sus procesos de crecimiento. Entre enero y noviembre de este año, han llevado a cabo 60 operaciones de este tipo con las que obtuvieron recursos por importe de 1.617 millones, cifra que duplica el total captado en el 2018.
Para José Félix Sanz, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, “para las empresas y, sobre todo, las pymes que buscan alternativas a la banca para financiarse y acudir a un mercado organizado, con buena estructura, es interesante”. A su juicio, “hace diez años no conocían esta vía de financiación y conforme son más profesionales optan por nuevos métodos para lograr recursos”.
El MAB recibió la autorización para empezar a operar a finales del 2005 y comenzó su andadura en el 2006. Desde el 2008, la CNMV dio el visto bueno para que pudiesen cotizar empresas pequeñas y medianas. Antes, algunas optaban por irse a mercados similares en el Reino Unido, pero ahora han descubierto que es mejor quedarse en casa.
En opinión de Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie y catedrático de Análisis Económico de la Universidad de València, “España siempre ha sido una economía con predominancia de la financiación bancaria, lo que en parte se debe a que su tejido empresarial está dominado por pymes, cuyo acceso a los mercados es mucho más difícil. Esto cambia en los últimos años y la banca pierde peso”. A lo que añade: “En ese contexto, el MAB gana protagonismo para financiar el crecimiento empresarial. Cotizar en ese mercado da visibilidad a las empresas y una especie de caché que viene muy bien para atraer inversores”.
Dominio de las socimis
Dos terceras partes de las empresas del MAB son inmobiliarias y apenas hay 39 pymes
José García Montalvo, catedrático de Economía Aplicada de la Univesitat Pompeu Fabra (UPF), asegura que “el MAB ofrece posibilidades de financiación de capital y ampliaciones del mismo de forma sencilla para empresas en rápida expansión, además de transparencia, lo que favorece el acceso a estas firmas de los inversores internacionales”.
En opinión de Gonzalo Bernardos, director del máster inmobiliario de la Universitat de Barcelona, desde el punto de vista de la empresa es interesante porque algunas están utilizando el MAB como “trampolín para dar el salto al mercado continuo”. Mientras que desde el punto de vista del inversor, “no hay mucha liquidez, pero si la compañía se pone de moda, puede generar plusvalías tremendas”.
Además de las socimis, vinculadas al mercado inmobiliario, en este mercado también están tomando protagonismo, las compañías vinculadas a las ventas online, las tecnológicas, y las energéticas relacionadas con las energías verdes.
“Muchas empresas de esos tres sectores están accediendo al MAB, entre otros motivos, porque los fondos de inversión están interesados por esos negocios con potencial de crecimiento e invierten en este tipo de compañías”, comenta Bernardos. “También es cierto que alguna compañía puede quebrar y perder todo lo invertido, aunque no es la tónica habitual”, concluye Bernardos.
El MAB es un mercado muy de moda y muchas empresas, sobre todo pequeñas y medianas, se están acercando a la bolsa española para solicitar información y ver los requisitos para empezar a cotizar. No todas dan el paso, pero el mero hecho de iniciar el proceso ya ayuda a muchas de ellas a profesionalizar la gestión y avanzar en su disciplina financiera.
Las socimis son las principales protagonistas
En el mercado alternativo bursátil (MAB) cotizan 78 socimis. “Las socimis deben estar cotizadas, por lo que necesitan un mercado. Y el MAB ofrece una opción atractiva para empresas de tamaño no muy grande”, explica José García Montalvo. Las ventajas fiscales de estas estructuras empresariales son uno de los principales atractivos. “Están exentas del impuesto de sociedades (sólo pagan por los dividendos distribuidos) y tienen una bonificación de hasta el 95% en el impuesto de transmisiones patrimoniales y el impuesto de actos jurídicos documentados”, comenta García Montalvo.
Su auge se debe también al aumento de la demanda en el alquiler y la necesidad de los bancos de liquidar sus carteras de adjudicados. “Los inversores extranjeros han aumentado su apetito inversor hacia el sector inmobiliario en España porque perciben precios atractivos, tras el ajuste del pinchazo de la burbuja”, comenta Joaquín Maudos. De hecho, hay cuatro socimis que cotizan en la Bolsa de Madrid. Se trata de Arima, Lar, Colonial y Merlin. No se descarta que alguna de las del MAB siga el mismo camino y salte al parque de las grandes.